jueves, 2 de mayo de 2013

un escrito de tarde...


Me he sentado en esta esquina a esperar, como cuando un espectador espera una película en el cine, es la tarde de un martes, el mesero sirve mi café con las 2 cucharadas de azúcar de siempre... veo como caen algunas gotas de una tímida lluvia, la calle desierta, veo como escapa la gente de esta tarde fría tras algún paraguas colorido, otro mas sombrío, luego de un rato te veo a lo lejos caminando lento, con la mirada en el suelo y pasas como en cámara lenta... que habrá tras esa mirada perdida y esos pasos lentos?

 --Estefania Aguirre Henao--

un pedacito de un libro que me gusta mucho: El túnel de Ernesto Sábato...


''....deseo hablar de nosotros dos, necesito saber si me querés. Nada más que eso: saber si me querés.
No respondió. Desesperado por el silencio y por la oscuridad que no me permitía adivinar sus pensamientos a través de sus ojos, encendí un fósforo. Ella dio vuelta rápidamente la cara,escondiéndola. Le tomé la cara con mi otra mano y la obligué a mirarme: estaba llorando
silenciosamente.
—Ah... entonces no me querés —dije con amargura.
Mientras el fósforo se apagaba vi, sin embargo, cómo me miraba con ternura. Luego, ya en plena oscuridad, sentí que su mano acariciaba mi cabeza. Me dijo suavemente:
—Claro que te quiero... ¿por qué hay que decir ciertas cosas?
—Sí —le respondí—, ¿pero cómo me querés? Hay muchas maneras de querer. Se puede
querer a un perro, a un chico. Yo quiero decir amor, verdadero amor, ¿entendés?
Tuve una rara intuición: encendí rápidamente otro fósforo. Tal como lo había intuido, el rostro de María sonreía. Es decir, ya no sonreía, pero había estado sonriendo un décimo de segundo antes.
Me ha sucedido a veces darme vuelta de pronto con la sensación de que me espiaban, no encontrar a nadie y sin embargo sentir que la soledad que me rodeaba era reciente y que algo fugaz había desaparecido, como si un leve temblor quedara vibrando en el ambiente. Era algo así.
—Has estado sonriendo —dije con rabia.
—¿Sonriendo? —preguntó asombrada.
—Sí, sonriendo: a mí no se me engaña tan fácilmente. Me fijo mucho en los detalles.
—¿En qué detalles te has fijado? —preguntó.
—Quedaba algo en tu cara. Rastros de una sonrisa.''

----Sabato----